viernes, 21 de agosto de 2009

Budismo Zen

Hace dos mil quinientos años en India, una persona llamada Siddhartha Gautama simplemente levantó una flor delante de sus discípulos; todos quedaron en silencio menos uno de ellos, quien sonrió profundamente. De ese levantar la flor y esa sonrisa sur...ge lo que llamamos “Zen”.

“¿Qué es el Zen?” Es una pregunta que puede asemejarse a “¿Quién soy yo?”, o a “¿Cuál es el sentido de la vida misma?”. Este interrogante fundamental no puede ser respondido, intelectualmente, de una manera satisfactoria.

Daniel Terragno Roshi dice: “La práctica del Zen es la práctica de retornar al hogar, al interior, a algo más esencial, y así despertar a nuestra naturaleza propia. Su fundamento es el Zazen. La pregunta ‘qué es el Zen’ es enfrentada y encarnada con toda la mente y cuerpo, instante a instante. Es así que nuestra práctica de Zen es la práctica de vivir responsablemente momento a momento.”

La profunda pregunta de qué es el Zen está asentada en tres principios que sostienen el espíritu del estudiante que se sienta a meditar en silencio:

- Gran Duda
- Gran Fe
- Gran Determinación

Estos principios resumen y expresan la experiencia misma del Buddha histórico, el príncipe Gotama, hace más de 2500 años. El príncipe abandonó su palacio a los 28 años, y tras 6 años de intensas prácticas ascéticas, encontró que el camino de la extrema pobreza y ascetismo era tan estéril como el camino de las riquezas, que había experimentado en su infancia y adolescencia en el seno de una familia rica del clan de los Shakya. Gotama, o Shakyamuni, como se le llamaba, decidió alimentarse nuevamente y continuar su indagación sin herir su cuerpo y mente. Luego de un período intenso de meditación alcanzó una experiencia que le iluminó. La gran duda o indagación, la gran fe y confianza, y la firme determinación, guiaron al Buddha histórico hacia la comprensión de su naturaleza fundamental.

Al ver la Estrella de la Madrugada Shakyamuni se iluminó y exclamó: "En este mismo momento, simultáneamente, yo y todos los seres del Gran Universo realizamos el camino".



Su experiencia y la posterior decisión de compartir la misma con todos los seres, gestó el Camino Buddhista. Este se afincó inicialmente en la India y luego se divulgó y echó raíces en otros países asiáticos, como China, Corea y Japón. Y durante el último siglo viajó a Europa y América.

El término Zen deriva del chino Ch'an, el cual proviene a su vez del sánscrito Dhyana, que significa meditación. Desde la experiencia de realización del Buddha histórico, la práctica y vivencia del Buddhismo se ha desplazado por países y continentes, adaptándose y enriqueciendo las formas culturales y religiosas de cada lugar donde se afincaba. En Japón, el Zen desarrolló cinco escuelas de las cuales permanecen activas dos, actualmente, la escuela Soto y la escuela Rinzai.

“El maestro zen Baoche, del Monte Mayu, se estaba abanicando.
Un monje se acercó y dijo, “Maestro, la naturaleza del viento es permanente y no hay sitio que no alcance. ¿Por qué, entonces, te abanicas?”.
“Aunque comprendes que la naturaleza del viento es permanente”, contestó Baoche, “no comprendes lo que significa que alcanza todo sitio”.
“¿Qué significa que alcanza todo sitio?” preguntó el monje otra vez.
El maestro sólo siguió abanicándose. El monje se inclinó profundamente.

La actualización del Buddha-Dharma, la parte vital de su transmisión correcta es como esto. Si dices que no necesitas abanicarte porque la naturaleza del viento es permanente y puedes tener viento sin abanicar, no comprenderás ni la permanencia ni la naturaleza del viento. La naturaleza del viento es permanente; por eso, el viento de la casa de Buddha actualiza el oro de la tierra y hace fragante la espuma del largo río.”
Genjo Koan - Dogen Zenji

“Una transmisión especial aparte de las escrituras
que no depende de palabras y letras
que señala directamente a la Mente/Corazón
hace ver en la Naturaleza Esencial y realiza el Despertar”
Bodhidharma


El camino perfecto carece de dificultades, excepto la de negarse a admitir preferencias, solo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces, una diferencia de un décimo de pulgada es lo que separa al cielo de la tierra. Si quieres verlos con tus propios ojos, no debes tener pensamientos fijos, ni a favor ni en contra. Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado (Zen)

Al vivir en la espontaneidad, en la naturalidad, de nada sirven los dogmas y las teorías. Objetivar, codificar, conceptualizar la realidad es la pretensión obsesiva que persigue el conocimiento convencional del hombre de Occidente. Todo lo que se presenta frente a él, ya sea divino o humano, debe ser clasificado y encapsulado dentro de una definición rígida e inamovible. De esta forma nos formamos ideas, creencias, deseos y aversiones, todas ellas ficticias, ajenas al mundo verdadero de la realidad presente y siempre cambiante.

Penetrar la Vía no es difícil, pero no hay que amar ni odiar, ni elegir ni rechazar. Basta con que no haya ni amor ni odio para que la comprensión aparezca, espontáneamente clara, como la luz del día en una caverna.(Sosan)


Un monje, pidiendo instrucción, le dijo a Bodhidharma: “No tengo nada de paz mental. Por favor, apacigüe mi mente”.

“Trae tu mente aquí al frente mío”, replicó Bodhidharma, “y yo te la apaciguaré”.

“Pero cuando busco mi propia mente” dijo el monje, “no... la puedo encontrar”.

“¡Eso!”, replicó inmediatamente Bodhidharma, “¡he apaciguado tu mente!”

Un monje le dijo a Joshu: “Acabo de entrar en este monasterio. Por favor enséñame”.

Joshu preguntó: “¿Has comido tu potaje de arroz?”

El monje le responde: “Ya he comido”.

Joshu le contesta. “Entonces sería mejor que lavaras tu plato”.



Estos diálogos hacen notar otro aspecto del Zen que es característico. La iluminación en Zen no significa retirarse del mundo, sino al contrario, una activa participación en la vida cotidiana. Este punto de vista atrajo mucho a la mentalidad china que le daba mucha importancia a una vida práctica y productiva y a la idea de la perpetuación de la familia, por lo que no podía aceptar el carácter monástico del Budismo hindú. Los maestros siempre hacían hincapié que Ch’an, o Zen, estaba en nuestra experiencias diarias, “la mente de todos los días”, como proclamaba Ma-Tsu. Se enfatizaba el “despertar” en el medio de las actividades diarias y dejaban muy en claro que veían a la vida diaria, no sólo como la forma de lograr la iluminación, sino como la iluminación misma.


Antes de estudiar Zen, las montañas son montañas y los ríos son ríos; mientras estás estudiando Zen, las montañas ya no son montañas y los ríos ya no son ríos; pero una vez que alcanzas la iluminación las montañas son nuevamente montañas y los ríos nuevamente ríos.La iluminación en Zen no significa retirarse del mundo, sino al contrario, una activa participación en la vida cotidiana.“la vía del guerrero”

La perfeccisón del Zen es por lo tanto vivir la vida diaria de forma natural y espontánea
La inmediata experiencia de la naturaleza Buda de todas las cosas. Lo primero y más importante entre éstas, están los objetos, hechos y personas involucradas en la vida cotidiana, de tal manera que aunque enfatiza las cosas prácticas de la vida, Zen aun así es profundamente mística. Al vivir enteramente en el presente, dándole atención completa a los asuntos diarios, alguien que ha logrado satori, experimenta la admiración y misterio de la vida en cada situación:
¡Qué maravilloso esto, cuan misterioso!
Cargo la leña, saco agua del pozo.

Si mantenéis las manos cerradas, sólo conseguiréis unos pocos granos de arena. Pero si abrís las manos, conseguiréis toda la arena del desierto. (Dogen)

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